Ser el regalo de boda de una pareja es un gran honor. Y en concreto, ser la fotógrafa de la boda de estas chicas ha sido muy divertido.
La preboda fue muy tierna, las dejé ser ellas mismas y casi sin darse cuenta me fueron regalando fotos entrañables y llenas de sentimiento.
El lugar elegido fue El Roque, en Moya, no era la primera vez que iba allí, pero siempre descubro rincones nuevos, y todo fluyó de maravilla.
¡Muchas gracias a todos los que han hecho posible este regalo y a ustedes chicas!